Pixar lleva más de dos décadas explorando las emociones humanas con una sensibilidad que desarma. Pero con Coco (2017), la casa de animación dio un paso más allá: no solo nos hizo sentir, sino que nos enseñó a recordar. En una época en la que todo pasa demasiado rápido, la película de Lee Unkrich y Adrian Molina se erige como una obra que nos invita a detenernos y mirar hacia atrás, hacia los rostros que nos construyeron.



















