Guillermo del Toro lleva toda su carrera dialogando con los monstruos. No los teme: los comprende. En ellos encuentra las grietas de la humanidad, el reflejo de lo que intentamos ocultar. Con Frankenstein (2025), el director mexicano cumple un sueño que lo acompañaba desde niño y entrega una de sus películas más personales. No adapta simplemente la novela de Mary Shelley: la abre en canal, la examina como si fuese un cuerpo al que intenta encontrarle el alma.

