La cuarta parte de la serie del niño mago comienza con la Copa Internacional de Quidditch. Cuenta también el inicio de la atracción por Cho Chang y otro año de magia, en el que una gran sorpresa obligará a Harry a enfrentarse a muchos desafíos temibles. También habrá un torneo de magia para tres escuelas, y el temido regreso de «Aquel-que-no-debe-ser-nombrado».
Por primera vez, en El cáliz de fuego, el universo mágico de Harry Potter se expande y aparecen nuevas culturas, como la escuela Durmstrangs, repleta de gente bastante tosca, en su mayoría, y la escuela Beauxbatons, repleta de alumnas femeninas. En esta parte, hacen acto de presencia los mortífagos, que son los acólitos de Voldemort, cuyos actos de violencia siembran el terror entre la comunidad maga. También aparece por primera vez el gran Alastor «Ojoloco» Moody, y por fin, tiene su aparición estelar, el mismísimo Lord Voldemort.
Uno de los mayores aciertos de la saga de Harry Potter, es que crece junto a sus lectores, y eso repercute en sus películas. Los jóvenes lectores que vibró con las travesuras de Harry y sus amigos, han crecido, para empezar a descubrir el amor, las diferencias o incluso la guerra. Es por ello, que uno de los grandes méritos de la escritora J.K. Rowling, es que su saga avanza, desde una etapa de niñez e inocencia, hasta una más madura y escabrosa.
Esta nueva historia, se centra en el Torneo de los Tres Magos y en las tres pruebas que lo componen, donde deberán de superar grandes obstáculos para demostrar que son aptos para conseguir la gran Copa de la Casa.
Es quizás el libro más complicado de adaptar de J.K. Rowling, que venía de superarse con El prisionero de Azkaban. Si bien, no es la mejor parte, El cáliz de fuego se convirtió en una de las aventuras más taquilleras del joven Harry Potter.
En cuanto a película, es espectacular, ya que el argumento, que gira en torno a un torneo de magia en Hogwarts, tiene mucha acción.
Tras el enorme salto cualitativo que supuso la película de Alfonso Cuarón: El prisionero de Azkaban, respecto a las dos primeras entregas de la serie, Mike Newell aborda el nuevo proyecto: El cáliz de fuego, centrándose más en los elementos que hicieron de la tercera parte la mejor de todas: personajes más adultos, historia más seria, bromas menos infantiles, pérdida al miedo de representar la sangre y las muertes, y un gran elenco de secundarios apoyando a los principales, que como en el resto de las películas de la saga, no desmerece de ellos.
A pesar de que Newell haya exaltado el tema del amor entre adolescentes en esta cuarta parte, se sigue manteniendo la tan bien creada y cuidada atmósfera de la saga y, además, nos regala una de las mejores escenas de la saga, ya casi al final de esta película. El director reparte bien el tiempo y da a cada personaje lo necesario, centrándose mucho más esta vez en la situación de los propios participantes. Trata de hacer una película más cercana que las dos primeras.
Es innegable que viendo Harry Potter y el cáliz de fuego, se nota un compromiso y un cuidado incalculable por parte del director y del equipo de producción por mostrar el mundo mágico de un modo mucho más exquisito. Esto se hace notar viendo con qué majestuosidad se puede ver Hogwarts en el Baile de Navidad o cualquier otra maravilla más.
Mike Newell aúna con mucho acierto los estilos de las dos primeras películas, dirigidas por Chris Columbus y la tercera de Alfonso Cuarón. Si en la tercera película, la duración obligó a recortar partes de la historia, en este caso, la exigencia no es menor, ya que el libro es prácticamente el doble, y la duración se mantiene, aunque ello haya supuesto que se hayan reducido escenas de considerable importancia.
Quizás no sea la mejor película de la saga, pero pocas sagas que hayan llegado a su cuarta entrega, pueden presumir de la calidad de El cáliz de fuego.
El pequeño mago que vimos en la gran pantalla por primera vez en 2001, se está haciendo mayor. En esta cuarta parte, se confirma la evolución que se empezó a vislumbrar en El prisionero de Azkaban. Las aventuras a las que se enfrenta Harry Potter van adoptando un trasfondo cada vez más serio. Por primera vez, podemos ver el problema del amor en esta saga, los baches en las amistades o la mismísima presencia de la muerte.
Esto es quizás, lo mejor de la saga, que poco a poco va forjando su leyenda y que además de crear un maravilloso mundo lleno de magia, es una saga que va en constante evolución, al igual que la vida misma.
Mike Newell (Grandes esperanzas, Donnie Brasco, Cuatro bodas y un funeral) repite con el reparto inamovible, e incorpora a grandes figuras para esta nueva entrega. Daniel Radcliffe (Imperium, Victor Frankenstein, Harry Potter y la Orden del Fénix) vuelve a ser Harry Potter, y se nota bastante la evolución de su personaje gracias a una gran interpretación; Rupert Grint (Charlie Countryman, Perdidos en la nieve, Harry Potter y el misterio del príncipe) también nos muestra a un Ron Wesley más maduro, y que también va creciendo por momentos; Emma Watson (Colonia, Mi semana con Marilyn, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte. Parte 1) madura también como Hermione Granger, teniendo su primer amor, y además, es la que más destaca del trío principal en esta nueva entrega; Michael Gambon (El cuarteto, Entre líneas, El libro de Eli) vuelve a ser el nuevo Albus Dumbledore, siendo uno de los personajes principales en esta parte; Alan Rickman (Alicia a través del espejo, Snow Cake, Harry Potter y el prisionero de Azkaban) va apareciendo cada vez con más protagonismo a lo largo de la saga, y a la vez que Severus Snape va creciendo, crece también su actuación; Ralph Fiennes (El gran hotel Budapest, En tierra hostil, Harry Potter y la Orden del Fénix) se muestra imponente en su gran aparición encarnando al gran villano de esta saga: Lord Voldemort; Brendan Gleeson (Al filo del mañana, Harry Potter y el príncipe mestizo, Gangs of New York) borda el papel de Alastor «ojoloco» Moody; Tom Felton (El origen del planeta de los simios, Harry Potter y la piedra filosofal, Ana y el rey) va tomando cada vez más protagonismo como Draco Malfoy; Gary Oldman (El caballero oscuro: La leyenda renace, Cuento de Navidad, El caballero oscuro, Batman Begins) es trascendental en su aparición, ya que Sirious Black es un personaje muy querido para esta saga; Robert Pattinson (Maps to the Stars, Saga Crepúsculo, Agua para elefantes) es una parte importante de El cáliz de fuego como Cedrid Diggory, y será recordado por Harry para siempre.
Esta película es realmente emocional, ya que por fin cala la tristeza, alegría, sorpresa o temor. El protagonista logra transmitirnos emociones y sentimientos reales. Los secundarios también están magníficos, y lo más importante, reaparece Voldemort.
Sin duda alguna, esta cuarta parte no deja indiferente a nadie, y acabamos de presenciar un gran cambio en la saga, pasando de una historia más infantil, a una más madura, sin dejar de lado, que es una de las sagas más mágicas que existen.
La música, esta vez a cargo de Patrick Doyle, es tan magnífica como la anteriormente compuesta por John Williams, ya que sigue impregnando toda la atmósfera con esa magia característica que ya nos tiene acostumbrados esta gran saga, elevando cada momento importante.
Roger Pratt es el encargado de fotografía, consiguiendo escenarios tan mágicos como el campo de quidditch con el dragón, el bosque encantado o el laberinto de la prueba final. Todos ellos, al igual que el resto, nos transportan a un mundo mágico, que nos dejarán con la boca abierta durante todo momento.
Harry Potter y el cáliz de fuego es una magnífica obra, que realiza un cambio de tercio en cuanto al devenir de las siguientes aventuras que nuestros ya no tan jóvenes magos vivirán en Hogwarts.
Os dejo con la Banda Sonora Original para que llene de magia vuestros oídos: