Cuando el joven profesor Jesse Fisher (Josh Radnor) vuelve a la universidad con motivo de la cena de jubilación de su profesor favorito. Un encuentro fortuito con Zibby (Elizabeth Olsen), una joven estudiante de 19 años, despierta en Jesse sentimientos que creía olvidados. Ambos sienten una poderosa atracción que termina en romance, pero tendrán que hacer frente a numerosos obstáculos, y en especial, a la diferencia de edad entre ellos.
Josh Radnor está empezando a realizar la difícil tarea de dejar de ser identificado como Ted Mosby, personaje que le ha dado mucho. Con su primera película, HappyThanksMorePlease, nos introdujo su mundo, un mundo simple y sin complicaciones, donde se muestra la simpleza de llenar un corazón con una simple palabra: gracias.
En Amor y letras, se vuelve a repetir el truco, pero realizándose de una manera más precisa. A pesar de no enseñar nada nuevo, nos deja buenas sensaciones gracias al enfoque que va tomando la historia a lo largo de la película. Y es aquí donde Amor y letras gana, porque nos cuenta una historia, de manera muy cuidada. La trama siempre está muy bien hilada y contada de forma acertada.
Nos ofrece una sensación cálida, romántica, algo desenfadada y se nos presenta con un estilo muy indie. La segunda película de Josh Radnor como director, guionista y protagonista se viste de gala y mejora a su anterior. El guion que recibe tiene cuerpo y sobre todo, transmite lo que se propone. Siempre bajo el amparo de Ted Mosby, ese personaje que agrupa las cualidades de todos sus papeles. Porque Josh Radnor, seguirá siendo el último romántico.
Esta historia rebosa de realidad y cariño: un treintañero vuelve al lugar donde pasó una de las mejores épocas de su vida, la universidad, y aprecia cuantas cosas le diferencian de los actuales estudiantes, y como se siente siendo adulto en esta etapa. Lo trata con una nostalgia simpática, sin caer en el drama, al igual que la manera de enamorarse, lo hace de manera fresca y sencilla, sin necesidad de caer demasiado en los típicos clichés.
Descubriremos nuevas experiencias de apreciar la lectura y la música clásica.
Amor y letras nos muestra la diferencia entre crecer, madurar y envejecer a través del choque generacional de tres personajes: el profesor jubilado que se da cuenta de que se ha pasado más de la mitad de su vida haciendo cosas que no le llenan del todo, el escritor de treinta años que se da cuenta que de repente es adulto y la joven y madura estudiante que descubre que todavía le queda mucho que aprender.
Josh Radnor hace así, un repaso a todas las edades importantes del protagonista, que marcarán un antes y un después en la forma de experimentar sus vivencias. Amor y letras mantiene una chispa mágica entre el protagonista y el personaje de Elizabeth Olsen, una historia de amor que podría ser más como una excusa para mostrar los obstáculos de la juventud y la madurez.
A pesar de las similitudes que le acercan al gran Woody Allen, Josh parece estar empeñado en alejarse de estas comparaciones, intentando proyectar una madurez fílmica que se acerca tímidamente al gran genio de la ironía.
Poco a poco podemos ahondar más en la historia, atrapando al espectador en un magnífico discurso acerca de las dificultades que tiene madurar.
Podemos ver un enfoque literario, en el que se nos presentaría la premisa en la que debemos leer para poder vivir y más importante aún, para sentirnos vivos. También, el protagonista puede proyectar un cierto miedo a crecer, o a enfrentarse a los problemas que se nos plantean. Al fin y al cabo, Jesse nos muestra el gusto por lo diferente y por la excelencia de las cosas, como si sólo una élite pudiera disfrutar del sumo conocimiento y las grandes obras.
Josh Radnor (HappyThankYouMorePlease), en su segunda película como director, se rodea de un grupo de actores muy acorde al trabajo que desea mostrar. Josh Radnor (Placeres verpestirnos, Cómo conocí a vuestra madre (TV), No es otra estúpida película americana) da vida a Jesse, transmitiendo una pasión sobrenatural por la literatura y por el amor, a la vez que intenta separarse de su alter ego: Ted Mosby; Elizabeth Olsen (Capitán América: Civil War, Vengadores: La era de Ultrón, Martha Marcy May Marlene) está inmensa como Zibby, reafirmando el temple dramático y la luminosidad que transmite; Richard Jenkins (Bone Tomahawk, La cabaña en el bosque, El hombre que nunca estuvo allí) es el profesor Peter Hoberg, realizando una interpretación muy buena, transmitiendo esa personalidad digna de admirar, como le pasa a Jesse; Allison Janney (La chica del tren, El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, Juno) es la profesora Judith Fairfield, demostrando la fortaleza que suele demostrar un amor platónico frente a una persona; Elizabeth Reaser (Ouija: El origen del mal, Crepúsculo, Sweetland) es Ana, una muchacha que idealiza a nuestro protagonista y que está enamorada de él; Zac Efron (Malditos vecinos, Siempre a mi lado, Me and Orson Welles) destaca a pesar de tener un papel corto y algo superficial, ya que consigue que lo consideres como un actor que está por explotar su potencial.
Amor y letras es una película agradable, amable, con pocas pretensiones, pero que deja muy buenas sensaciones.
El encargado de realizar la música es Ben Toth, que consigue llenar un mundo de amor y de letras, con un sentimiento propio de una historia que te dará que pensar y no será fácil de olvidar. El paseo por Nueva York acompañado con piezas de música clásica es maravilloso.
Seamus Tierney se encarga de la fotografía, evocando un ambiente único, en el que podemos proyectar la filosofía de la vida y la literatura, pero también hace que esté presente el amor.
Amor y letras está llena de momentos inolvidables y frases muy bien pensadas. De ahí la grata sorpresa a favor de Josh Radnor.
En esta historia, se hace énfasis a la madurez, pero entre líneas, hay un estudio sobre la vida y el ser más abierto con los demás.
Porque la letra, con amor entra.
Os dejo con el tema principal de su Banda Sonora Original, que con amor y con letras, llegará muy dentro de ti: